Como dijera el año pasado, de acuerdo al evangelio del Martes Santo, María Magdalena era una de las mujeres que acompañaban a Jesús en el momento de su Pasión, la primera a quien se le aparece después de resucitado y la que anuncia la resurrección del Señor. Su nombre completo aparece en varias escenas evangélicas en actividad permanente mientras seguía a Jesús.
Mujer de grandes cualidades, una discípula relevante y fiel, ha sido mostrada como una “prostituta pecadora regenerada”, sin embargo, en ningún lugar del evangelio dice que Magdalena fuera prostituta; ni que fuera pecadora, sino que los evangelistas Marcos y Lucas, informan en sus respectivos evangelios que Jesús había expulsado de ella «siete demonios», para la época, una manera de significar enfermedades y desequilibrio, como posesiones demoníacas.
María Magdalena es reconocida como una mujer de mucha fuerza y prestigio hasta el año 591 de esta era, cuando el Papa Gregorio sugirió en uno de sus sermones, la condición de ramera arrepentida de esta mujer apóstol y aunque el Vaticano invalidó sus comentarios en 1969, la imagen aún persiste en el imaginario social de la feligresía, sin que la iglesia androcéntrica y machista, se interese mucho en desmentirlo.
Nunca nos convencieron las acusaciones de “promiscua pecadora arrepentida” contra ella y siempre sospechamos que la doble moral para el género era la responsable, al final, también el apóstol Pedro, por nombrar a uno de ellos, fue un pecador perdonado, sin que la iglesia nos lo recuerde a cada rato, por el contario, es el “jefe-cabeza” de la Iglesia.
Algunas teólogas católicas y evangélicas protestantes han investigado, renovando los perfiles de las mujeres de la Biblia, mientras adoradores judíos añaden al papel de Abraham, Isaac y Jacob a los nombres de sus mujeres, Sara, Rebeca y Raquel, como coprotagonistas de la historia sagrada, mientras celebran la Pascua de los judíos con Miriam la hermana de Moisés.
Estas eruditas, dicen que, de aproximadamente 3,000 personajes mencionados en la Biblia, menos del 10 por ciento son mujeres, un desequilibrio que ellas tratan de reparar a partir de la reinterpretación de la historia patriarcal que enterró a las mujeres y sus acciones en el olvido desde hace alrededor de diez mil años.
María Magdalena es un modelo a imitar para las mujeres que quieren una mayor presencia en la iglesia, por la fidelidad y la fuerza con que siguió a Jesús, desafiando el hermetismo de la época.
Reconocemos a María Magdalena y la reivindicamos una vez más.